Jose María Passalacqua, un argentino afincado en Madrid ha sabido ganarse un hueco en la sociedad española como calígrafo de eventos y grandes firmas comerciales. Hoy en día el que recibe una invitación de Jose María Passalacqua recibe un tesoro; hechas con absoluto mimo y cuidado: ¿Es un diseñador del siglo XVI o un calígrafo del siglo XXI?
“Una caligrafía te habla directamente porque con los gestos de la mano imprimes el alma”, “No hay dos letras iguales; hay emociones, estados de ánimo, días en que te falla el pulso y puedes sacar partido de ese error y hacer algo quizá más punk”
Trabaja con pluma y tinta. No hay ni un borrón en las plantillas que se amontonan encima de su mesa. Escribe. Siempre despacio porque sus letras, además de lo que lees en ellas, hablan de “la seducción del trazo”, de “la secuencia”, de la “cadencia”, de la “pauta”, de la “ascendencia y la descendencia de las líneas”, de “la curva, tensa, gorda, turgente”…
Un arte en estos tiempos que corren, que Jose María Passalacqua ha sabido sacarle el máximo provecho y hacer de su destreza, su modo de vida.
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